jueves, 23 de septiembre de 2010

Himno

Enseñanos a amar,
Vicente de Paul,
al pobre nuestro hermano
como lo amaste tú.

No sabemos sufrir por los que sufren,
reusamos llorar con los que lloran,
ignoramos la voz que nos suplica
y la mano que hambrienta nos implota.

Enseñanos a amar,
Vicente de Paul,
al pobre nuestro hermano
como lo amaste tú.

Acallamos, a veces entre rezos
el clamor de los pobres que nos gritan
con palabras de Cristo y su evangelio
que solo es el amor lo que da vida.

Enseñanos a amar,
Vicente de Paul,
al pobre nuestro hermano
como lo amaste tú.

Vicente de Paul que descubriste
a Cristo desvalido entre los pobres
que a la luz de tu vida descubramos
que ellos son ''nuestros amos y señores''

Enseñanos a amar,
Vicente de Paul,
al pobre nuestro hermano
como lo amaste tú.

Oraciones a San Vicente

¡Oh glorioso San Vicente, celeste Patrón de todas las asociaciones de caridad y padre de todos los desgraciados, que durante vuestra vida jamás abandonasteis a ninguno de cuantos acudieron a Vos! Mirad la multitud de males que pesan sobre nosotros, y venid en nuestra ayuda; alcanzad del Señor socorro a los pobres, alivio a los enfermos, consuelo a los afligidos, protección a los desamparados, caridad a los ricos, conversión a los pecadores, celo a los sacerdotes, paz a la Iglesia, tranquilidad a las naciones, y a todos la salvación. Sí, experimenten todos los efectos de vuestra tierna compasión, y así, por vos socorridos en las miserias de esta vida, nos reunamos con vos en el cielo, donde no habrá ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor, sino gozo, dicha, tranquilidad y beatitud eterna. Amén.

IIOh apóstol insigne de la caridad, glorioso san Vicente de Paul, que viviendo en el mundo os hicisteis a todo a todos, para ganarlos a Jesucristo, extendiendo vuestro celo por la salvación de los prójimos y remedio de sus necesidades a todas las clases de la sociedad y a toda especie de miserias; alcanzadme del divino Apóstol de nuestras almas, Cristo Jesús, un verdadero espíritu de caridad, animado del cual me entregue sin reserva a la práctica de las obras de misericordia, a fin de ser del número de aquellos de quienes está escrito: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericoridia". Así sea.

Gracias te damos, Señor, por tantas y tan grandes bendiciones como te has dignado derramar hasta el día de hoy sobre nuestra Sociedad.

Te rogamos que tu gracia se perpetúe en todas y cada una de las partes de esta nuestra carísima Asociación, especialmente en esta que ahora te lo pide. Haz Señor, que nuestra Sociedad se propague y consolide perpetuamente animada de su primitivo espíritu de humilde devoción y de mutuo y fraternal afecto, para que enteramente apartada de los intereses de la tierra, sea siempre más y más fecunda en obras para el cielo.
Tu conoces, Señor, todas nuestras necesidades espirituales y temporales, y las de los pobres a quienes consagramos nuestras humildes ofrendas. Míranos, Señor, a todos con ojos de misericordia, y a todos alcance tu clemencia infinita.
Te pedimos en particular, oh piadosísimo Padre, por aquellos de nuestros hermanos que padezcan alguna tribulación en este momento. Infúndeles, Señor, el espíritu de fortaleza, de prudencia, de paz y de confianza que emanan de tu seno, para que, sufridos con santa resignación por Jesucristo, sus trabajos y los nuestros te sean aceptos, y a todos nos produzcan frutos de salvación eterna.
Te pedimos, en fin, por los méritos de nuestro señor Jesucristo, y por la especial intercesión de nuestra Madre María santísima y la de nuestro bienaventurado Patrón San Vicente, que al desnudarnos de nuestra carne mortal, y en el día de la justicia merezcan nuestros queridos pobres, nuestros parientes, nuestros socios, y merezcamos nosotros mismos entrar en tu santísimo reino, y ser herederos de tu gloria eterna. Amén.

Las hijas de la Caridad

Durante los siglos XVII y XVIII desarrollaron su labor solidaria en Francia y Polonia. Hacia 1790 se establecieron en España y en el siglo XIX se extendieron por toda Europa y América Latina, además de América del Norte, Asia, África y Oceanía. En la actualidad la congregación está presente en 93 países de África, América del Sur,Asia yEuropa. El número de hermanas es de 23.045 distribuidas en 2.567 comunidades y 78 provincias canónicas.
El espíritu de las Hijas de la Caridad se fundamenta en la práctica de las virtudes de humildad, sencillez y caridad. En países como India, Libia, Angola, Bolivia, Camerún, Congo, Ghana, Ruanda o Haití, las hermanas se ocupan de la enseñanza de niños y jóvenes y atienden comedores escolares, centros para madres y niños lactantes y sanatorios para enfermos de sida, lepra y tuberculosis. Su labor está siendo fundamental en la reconstrucción de los países afectados por las últimas catástrofes naturales y en los cada vez más numerosos campos de refugiados de todo el mundo. La obra de las Hijas de la Caridad se extiende también al mundo desarrollado. Están al servicio de los necesitados en hospitales, escuelas, casas de atención pastoral, hogares infantiles y de mujeres maltratadas, residencias de ancianos, albergues para mendigos, pisos tutelados, talleres ocupacionales y centros de rehabilitación.
Las hijas de la Caridad recibieron en el año 2005 el Premio Príncipe de Asturias, otorgado por la familia real española.

Algunas frases de San Vicente de Paul

  • "Para morir como Jesucristo, hay que vivir como Jesucristo"
  • El ruido no hace bien; el bien no hace ruido
  • La perfección no consiste en la multitud de cosas hechas, sino en el hecho de estar bien hechas.
  • Denme un hombre de oración, y será capaz de todo
  • Es preciso que tú y yo tomemos la resolución de no faltar nunca a la oración diaria. Digo: diaria, hijas mías, pero si pudiese, diría: no la dejemos nunca
  • Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que ésto sea a costa de nuestros brazos, que esto sea con el sudor de nuestros rostros
  • Después del soberano amor de Dios, la segunda cosa que Dios les pide, es que se amen mutuamente como hermanas que Él unió con lazos de su amor

Espiritualidad de San Vicente de Paul

La espiritualidad de Vicente posee la solideñ del corañón que la vive sin reservas. Podemos ver la expresión de esta espiritualidad en una conferencia que da el 19 de septiembre de 1649 a las Hijas de la Caridad, donde concreta y analiña "los dos amores": el amor afectivo y el amor eficaz
. El primero es "la ternura hacia las cosas que se ama", "la ternura del amor". Este amor, dirá más tarde, hace que uno se vuelva hacia Cristo "tierna y afectuosamente, como un niño que no puede separarse de su madre y grita "¡mamá!", cuando la ve alejarse" (notemos que Vicente habla aquí de Cristo como una madre).
Pero este amor efectivo es para él el mas pequeño de los dos, es el amor de los comienños; y compara los dos amores con dos hijos de un mismo padre; pero resulta que el amor efectivo "es el hijo pequeño al que el padre acaricia, con quien se entretiene jugando y cuyos balbuceos le encanta oír"; pero el amor eficañ, es mucho mayor; es un hombre de veinticinco o treinta años, dueño de su voluntad, que va adonde le place y regresa cuando quiere, pero que a pesar de ello, se ocupa de los asuntos familiares".
Vicente insiste mucho en este segundo amor y en el "quehacer" que conlleva: "Si hay alguna dificultad, es el hijo quien la soporta; si el padre es labrador, el hijo cuidará de que estén en orden las tierras y arrimará el hombro". En este segundo amor apenas se siente que se es amado y se ama: "Parece como si el padre no sintiera por el hijo ninguna ternura y no le amará". Sin embargo -afirma Vicente-. a este hijo mayor el padre "le ama mas que al pequeño". Y añade Vicente: "Hay entre vosotras algunas que no sienten a Dios en absoluto, que jamás le han sentido, que no saben lo que es sentir gusto en la oración, que no tienen la menor devoción, o al menos así lo creen... Hacen lo que hacen las demás, y lo hacen con un mayor que es tanto más fuerte cuanto menos lo sienten. Este es el amor eficañ que no deja de actuar, aun cuando no se deje ver".
Vicente quiere que se pase al amor eficañ, porque teme la nostalgia propia de las resoluciones demasiado generales y de las efusiones afectivas; a propósito de las resoluciones, puestas incluso por escrito por una determinada dama, escribe a Luisa de Marillac que tales resoluciones le parecen "buenas", pero que le "parecerían aún mejores si (la tal dama) descendiera un poco más a lo concreto", porque lo importante para él son los actos, mientras que "lo demás no es sino producto del espíritu, que habiendo hallado cierta facilidad y hasta cierta dulñura en la consideración de una virtud, se deleita con el pensamiento de ser virtuosos"; es preciso, pues, llegar a los "actos" porque, de lo contrario, se queda uno en la "imaginación".

Obras de San vicente de Paul

En 1617, sintiendo la necesidad de organizar obras prácticas de caridad en Châtillon, fundó "las Caridades" (más tarde conocidas como Damas de la Caridad y ahora llamadas AIC, Asociación Internacional de Caridades). Éstas se extendieron rápidamente por toda Francia y luego por el mundo, llegando a contar hoy con más de 260.000 miembros. Durante su vida redactó los estatutos para numerosas Caridades que surgieron en toda Francia.
En 1625, fundó la Congregación de la Misión. En el momento de su muerte, la Congregación había llegado a Polonia, Italia, Argelia, Madagascar, Irlanda, Escocia, las Hébridas y las Orkneys. Ejerció como Superior General de la Congregación hasta su muerte, celebrando reuniones regulares del consejo, escribiendo sus reglas, dirigiendo las asambleas generales y resolviendo cantidad de problemas fundacionales, como conseguir la aprobación de la Congregación por la Santa Sede, decidir si se debían hacer votos, determinar cuáles debían pronunciarse y cuál debía ser su contenido.
En 1633, junto con Luisa de Marillac, fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad. Con Luisa a su lado, actuó como Superior General, presidiendo los frecuentes consejos, redactando una regla y resolviendo la base jurídica, un tanto revolucionaria, que haría de la Compañía una fuerza apostólica poderosa en los años venideros. Durante su vida, se erigieron más de 60 casas entre Francia y Polonia. Después, la Compañía llegó a ser una de las más grandes congregaciones de la Iglesia Católica.
En el proceso de guiar a los grupos que fundó, Vicente mantuvo una enorme correspondencia, con más de 30.000 cartas, de las que solamente se conserva un diez por ciento. Dio frecuentes conferencias a la Congregación de la Misión y a las Hermanas. Únicamente se conserva un pequeño número de ellas y éstas son simplemente referencias de los copistas sobre lo que él decía. También dio conferencias a las religiosas de la Visitación, confiadas a su cuidado por Francisco de Sales en 1622. Ninguna de éstas se conserva.
De 1628 en adelante se fue comprometiendo en la reforma del clero, organizando ejercicios para ordenandos, las Conferencias de los Martes y retiros para sacerdotes. Abelly nos dice que más de 12.000 ordenandos hicieron los ejercicios en San Lázaro. En los últimos 25 años de su vida se encargó de la fundación de seminarios para el clero diocesano, obra que describió como "casi igual" y en otras ocasiones "igual" a la de las misiones. Llegó a fundar veinte.
En 1638, se encargó de la obra de los niños expósitos. Más de 300 eran abandonados anualmente en las calles de París. Según los casos, asignaba un número de Hijas de la Caridad a la obra y tuvo 13 casas para recibirlos. Cuando, en 1647, esta obra estuvo en peligro, la salvó dirigiendo una elocuente llamada a las Damas de la Caridad para que vieran a los expósitos como a sus hijos.
A partir de 1639, Vicente comenzó a organizar campañas para socorrer a los que sufrían por la guerra, las plagas y el hambre. Uno de los ayudantes de Vicente, el Hermano Mateo Regnard, hizo 53 viajes, atravesando las filas del enemigo disfrazado, llevando dinero de Vicente para auxilio de los que se encontraban en zonas de guerra.
De 1643 a 1652 sirvió en el Consejo de Conciencia, cuerpo administrativo selecto que aconsejaba al rey en lo referente a la elección de obispos. Al mismo tiempo fue amigo y a menudo, consejero, de muchos de los guías espirituales de su tiempo. En 1652, cuando la pobreza rodeaba París, Vicente, a los 72 años, organizó ingentes programas de socorro que repartían sopa dos veces al día a miles de pobres en San Lázaro y alimentaban a miles más en las casas de las Hijas de la Caridad. Organizó colectas, llegando a recoger cada semana de 5 a 6 mil libras de carne, de 2 a 3 mil huevos y provisiones de ropa y utensilios.

Biografía de san vicente de Paul

Nacido de Juan de Paúl y de Beltranda de Moras (a veces escrito Mora sin "s"), originarios de Tamarite de Litera. No se sabe con seguridad su lugar de nacimiento, que está discutido entre Pouy y Tamarite de Litera Abelly dio como fecha de nacimiento el 1576, pero la biografia actual acepta la fecha de 1581, que no fue propuesta hasta 1920-1925 por Pedro Coste en París.
Según la teoria de Pouy, Vicente de Paúl nació en una pequeña casa rural en las afueras de la aldea de Pouy (que, desde el siglo XIX, se llama Saint-Vincent-de-Paul en su honor), a unos cinco kilómetros de la ciudad de Dax, en el departamento de las Landas, situado al suroeste de Francia. En el lugar de su nacimiento, conocido hoy como Berceau de Saint Vincent de Paul, se levanta una modesta construcción de ladrillo y vigas de madera muy parecida a la casa en que nació Vicente en abril de 1580 ó 1581 (el año exacto no es seguro). No existe registro de su nacimiento ya que la inscripción de partidas no se inició hasta 1648.
Según la teoria de Tamarite. Los gentilicios Paúl, y Moras/Mora son frecuentes en el Alto Aragón, y los infanzones de Aragón utilizaban la partícula "de" en sus apellidos. No existe registro de su nacimiento ya que todos los registros fueron quemados en 1936 durante la Guerra Civil Española. El biógrafo oficial Luis Abelly viajó a Pouy cuatro años después de la muerte de San Vicente y no pudo encontrar ningún dato sobre los abuelos, ni siquiera sus nombres de pila, lo que induce a pensar que no era originarios de la zona, y que los habitantes de Pouy decidieron callar su origen aragonés, a fin de asignarse la gloria de ser el lugar de nacimiento. Abelly dio como fecha de nacimiento el 1576, pero la biografia actual acepta la fecha de 1581, que no fue propuesta hasta 1920-1925 por Pedro Coste en París. La primera noticia del establecimiento de los padres en Pouy es de 1581, que ser correcta la fecha de Abelly seria cinco años después del nacimiento de San Vicente. En Tamarite hay una calle dedicada a su nombre.
Era el tercero de seis hermanos. La modesta condición de la familia hizo que muy pronto el niño Vicente tuviera que contribuir con su trabajo de pastor de ovejas y de cerdos a la economía familiar. Pronto también dio muestras de una inteligencia despierta, lo que llevó a su padre a pensar que podía hacer una carrera eclesiástica. Cursó estudios primarios y secundarios en Dax, y posteriormente filosofía y teología en Toulouse durante siete años. Estudió también en Zaragoza. Se ordenó sacerdote muy joven, a los veinte años, con la intención de ser párroco de inmediato y así poder ayudar a su familia.

Vicente de Paúl

San Vicente de Paúl (Pouy, actualmente llamado Saint-Vincent-de-Paul, Landas, 24 de abril de 1581 ó Tamarite de Litera Huesca, 24 de abril de 1576 - París, 27 de septiembre de 1660) fue un sacerdote francés.
Es una de las figuras más representativas del catolicismo en la Francia del siglo XVII. Fue fundador de la Congregación de la Misión, también llamada de Misioneros Paúles, Lazaristas o Vicentinos (1625) y, junto a Luisa de Marillac, de las Hijas de la Caridad (1633). Fue nombrado Limosnero Real por Luis XIII, función en la cual abogó por mejoras en las condiciones de los campesinos y aldeanos.
Realizó una gran labor caritativa, sobre todo tras la guerra de la Fronda, una de cuyas consecuencias fue el incremento de menesterosos en su país.
Una de sus frases más representativas es "los pobres son nuestros amos y señores".
Su festividad se celebra el 27 de septiembre. Es patrón de todas las asociaciones de Caridad y de la Parroquia "San Vicente de Paúl", En Lima, Perú.